La literatura puede ser utilizada como una herramienta para
transmitir ideas sociales y políticas. Del mismo modo que la publicidad se
utiliza para conseguir la venta de ciertos productos o servicios; la literatura,
en ocasiones, ha dejado de ser meramente literaria y se ha utilizado para un
fin bien distinto. Dentro de la literatura ideológica encontramos la novela de tesis en el siglo XIX y la poesía social en el siglo XX.
La novela de tesis
nace en 1868. Se trata de una época de conflicto ideológico, debido a las
Guerras Carlistas contra Isabel II, en la que confluyen dos ideologías: la
liberal que apoya a la reina y otra más conservadora que apoya a Carlos. Isabel
II termina por huir de España y durante la Revolución Gloriosa comienza una
etapa más moderna, ligada al desarrollo de una nueva clase social, la burguesía
y al nacimiento de un nuevo tipo de novela que se utiliza como herramienta
social.
Una de las figuras principales de la novela de tesis es
Benito Pérez Galdós, que inicia esta corriente con la publicación de La
Fontana de Oro en 1870. Esta novela está ambientada en el trienio liberal, tiene
una fuerte función educativa y trata de transmitir unas ideas morales
liberales. A partir del 75, publica una serie de novelas como Doña Perfecta
(en la novela se personifica una España tradicional que frena el progreso), que
critican la intolerancia religiosa y defiende esa ideología progresista. En
respuesta a estos ideales transmitidos por Galdós, aparecen otros autores como
José María de Pereda que escribe De tal palo tal astilla o El buey
suelto. Otros autores que fueron influyentes durante este periodo son Pedro
Antonio de Alarcón, Palacio Valdés o Clarín.
En años posteriores, surge una nueva corriente, el
naturalismo que supera los esquematismos de la novela de tesis y establece que
la literatura puede aproximarse a la ciencia experimental. Al final del siglo
XIX, se cree más en el progreso y se apoya el determinismo, por lo que se crea
una novela utilizada como una disciplina para estudiar el comportamiento
humano. La figura fundamental del naturalismo español es Emilia Pardo Bazán, es
la primera que se dedica al ensayo y a defender las ideas francesas en obras
como La cuestión palpitable. Además, estudia el caciquismo gallego y
otros temas mal vistos para alguien de su posición social en la época.
Durante la época franquista (1939 – 1975) nace la poesía social. A partir de 1965
comienza a manifestarse la oposición al régimen que es llevada a cabo por la juventud,
en especial por los estudiantes universitarios que son en su mayoría hijos de jerarcas
franquistas. Esta revolución se refleja en la poesía social. Estos jóvenes escritores
utilizan la literatura como un arma y plasman en sus obras los problemas
sociales que los periódicos no pueden contar debido a la censura. En la poesía
era fácil camuflar esos ideales entre el uso de un lenguaje irónico y metafórico.
Es una poesía comprometida con la gente
y se relaciona con el comunismo. A partir de este momento, surgen los clubs
culturales y los recitales poéticos que se convierten en actos revolucionarios.
Dentro de esta corriente, hay dos generaciones, la de
posguerra en los años 40 y la de los años 50. De la primera forman Gabriel
Celaya, Blas de Otero y José Hierro. Estos autores llevan el lenguaje coloquial
a la poesía. Un gran ejemplo de esta generación es la novela Hijos de la ira
escrita por Dámaso Alonso. Estos poetas tenían tan solo 20 años durante la
guerra y eran soldados que habían vivido la guerra sin ser responsables, motivo
por el cual se explica su posterior reacción.
La "Generación del 50", también conocida como "los niños de la guerra", nace en torno a 1956. Estros poetas huyen de la poesía panfletaria, es decir, aquella demasiado directa y transmiten sus ideas a través del uso del simbolismo y la ironía. Se les asocia con el realismo crítico. Ángel González es uno de los autores más representativos de esta generación. Su obra Áspero mundo es un libro cuyos protagonistas son jóvenes sin ilusiones ni alicientes. En 1962, publica Grado Elemental y culmina con Tratado de humanismo en 1967. A mediados de los años 60, la poesía social entra en crisis ya que sus obras no tienen ningún efecto en la sociedad. Por este motivo, a finales de los años 60, surge una nueva generación, los novísimos, que considera esta poesía social demasiado sencilla e ineficaz. El nombre se debe a la antología que publicaron en 1970, Nueve novísimos poetas españoles. Ezra Pound, un poeta vanguardista norteamericano, fue una gran influencia para este movimiento ya que fue un revolucionario de la poesía que distinguía entre el poeta como ciudadano y como artista.