“Mito” es una palabra de origen griego que se relaciona con
lo sagrado y nace por la necesidad del hombre de dar sentido al universo. La
llegada del cristianismo produce que los mitos griegos sufran un cambio. Hoy en
día, el término recibe un sentido más negativo, se entiende como una creencia
falsa sin argumentos válidos. La aparición de la ciencia impuso el pensamiento
racional y por esta razón los mitos perdieron toda la credibilidad. Sin embargo,
la ciencia no puede resolver todas esas dudas del pensamiento humano por lo que
el mito sigue dando explicación a ciertos aspectos que la ciencia no abarca.
Los mitos se consideran verdaderos por aquellas personas que creen en ellos.
Los mitos no solo están presentes en la religión, también se
encuentran en otros ámbitos como por ejemplo en la psicología. Sigmund Freud
acuñó el término “complejo de Edipo”, este hecho remarca la función simbólica
de los mitos. Incluso uno de sus discípulos, Carl Gustav, estudió los
arquetipos colectivos relacionados con el mito. Es decir, que todos los humanos
compartimos ciertas imágenes que explican la similitud entre algunos elementos
de las diferentes culturas del mundo.
El mito también está muy presente en la literatura y en la publicidad.
Muchos de los tópicos publicitarios que vemos cada día están basados en mitos,
algunos ejemplos son:
La fuente de la eterna juventud que, sobre todo, está
presente en las campañas de productos de belleza. Otro de los más utilizados es
el jardín del Edén, especialmente en anuncios de perfumería y viajes. El
hechizo amoroso que se utiliza para publicitar coches, perfumes e incluso
desodorantes, como es el caso de la marca AXE. Y por último, el mito de la
lámpara mágica y el genio que tiene su origen en la mitología árabe, judía y
semítica y se ha utilizado para vender productos como por ejemplo la marca Don
Limpio.
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